En Colombia, las supersticiones y creencias populares forman parte del alma cultural del país. Desde las montañas andinas hasta las costas caribeñas, cada región guarda historias, mitos y costumbres que han pasado de generación en generación. Estas tradiciones no solo revelan la forma en que nuestros abuelos entendían el mundo, sino que también siguen presentes en la vida cotidiana de millones de colombianos.
A pesar de los avances tecnológicos y la globalización, muchas de estas creencias aún perviven. Ya sea por respeto, costumbre o simple curiosidad, los colombianos seguimos repitiendo gestos, frases y rituales que evocan nuestras raíces.
El poder de las creencias en la cultura colombiana
En la cultura colombiana, las supersticiones tienen una mezcla de influencias indígenas, africanas y españolas. Esta fusión dio origen a una amplia variedad de costumbres que hoy forman parte del folclor nacional.
Creer o no creer depende de cada persona, pero lo cierto es que muchas de estas prácticas aún se observan, especialmente en pueblos pequeños y celebraciones tradicionales. Las supersticiones están tan arraigadas que incluso quienes se declaran escépticos las mencionan con respeto.
Supersticiones más conocidas en Colombia
Estas son algunas de las supersticiones más populares que todavía se escuchan y practican en diferentes rincones del país:
1. Barrer los pies trae mala suerte
Se dice que si una persona barre los pies de alguien soltero, esa persona nunca se casará. En muchos hogares colombianos, las madres y abuelas repiten esta advertencia cada vez que limpian.
2. Las lentejas en Año Nuevo
Una costumbre infaltable en la cena del 31 de diciembre es comer una cucharada de lentejas o llevarlas en los bolsillos para atraer prosperidad y abundancia en el año nuevo.
Puedes leer más sobre otras tradiciones de fin de año en este artículo de Calendario de Colombia.
3. Cruzar cuchillos para detener la lluvia
Cuando una familia planea una fiesta o un evento al aire libre, muchas personas colocan dos cuchillos en forma de cruz detrás de la puerta o sobre el suelo para “espantar la lluvia”. Aunque suene curioso, aún se practica en regiones campesinas.
4. No abrir un paraguas dentro de la casa
Esta superstición, heredada de tradiciones europeas, asegura que abrir un paraguas bajo techo atrae mala suerte o conflictos familiares. En Colombia, es una de las más respetadas, sobre todo por los adultos mayores.
5. Las doce uvas del Año Nuevo
Comer doce uvas a medianoche, pidiendo un deseo por cada una, es una tradición extendida en todo el país. Se cree que garantiza éxito, amor y salud durante los siguientes doce meses.
6. Oír el canto del búho o la lechuza
En varias zonas rurales se asocia el canto de la lechuza con presagios de muerte o desgracia. Sin embargo, también hay comunidades que lo interpretan como un mensaje de protección o aviso espiritual.
7. Pasar debajo de una escalera
Como en muchos países, en Colombia se cree que caminar bajo una escalera trae mala suerte. En los pueblos, esta creencia se asocia a la simbología religiosa del triángulo, considerado sagrado.
8. El martes 13
“En martes 13 ni te cases ni te embarques”, dice el refrán que muchos colombianos siguen recordando. Se cree que ese día es de mala suerte, por lo que se evita tomar decisiones importantes o iniciar viajes.
Creencias sobre la buena suerte en Colombia
No todas las supersticiones son negativas. En la cultura popular también existen numerosos rituales para atraer fortuna, amor o protección. Algunos de los más conocidos son:
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Colocar una herradura detrás de la puerta para proteger el hogar de las malas energías.
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Llevar una cinta roja en la muñeca de los bebés para evitar el “mal de ojo”.
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Guardar una moneda de oro o plata en la billetera durante el Año Nuevo para asegurar prosperidad.
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Encender una vela blanca al iniciar el año o cuando se emprende un nuevo proyecto.
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Tocar madera para alejar la mala suerte después de mencionar algo negativo.
Estas pequeñas acciones reflejan el deseo constante del colombiano de atraer cosas buenas y mantener la armonía en su entorno.
Supersticiones del amor y las relaciones
El amor también tiene su propio conjunto de creencias. En muchas regiones, especialmente en los Llanos, Antioquia y la Costa Caribe, se practican rituales para conquistar o mantener el cariño de alguien especial:
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Meter una foto de la persona amada en un zapato para que piense en ti.
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Escribir el nombre del enamorado en una vela roja y encenderla un viernes para fortalecer el vínculo.
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Evitar regalar pañuelos porque se cree que traen lágrimas o separación.
Estas tradiciones, aunque parezcan simples, siguen formando parte del imaginario romántico del país.
Supersticiones en torno a la muerte
La muerte ocupa un lugar especial en el pensamiento popular colombiano. Muchas creencias buscan explicar fenómenos misteriosos o rendir respeto a los difuntos:
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Velas encendidas y santos al revés para proteger el alma de los espíritus traviesos.
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Escuchar el llanto de “La Llorona” o el silbido del “Silbón” se interpreta como señal de peligro.
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Tapar los espejos cuando alguien fallece, para evitar que el alma del difunto quede atrapada en el reflejo.
Estas tradiciones se mezclan con mitos legendarios que aún se cuentan en las noches de los pueblos, como El Mohán, La Patasola o La Madremonte.
Puedes explorar más leyendas en este artículo sobre mitos colombianos.
Creencias modernas que aún persisten
A pesar del paso del tiempo, muchas supersticiones se han adaptado a la vida moderna. Por ejemplo:
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Compartir cadenas de buena suerte por WhatsApp.
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Usar pulseras energéticas o piedras protectoras.
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Colocar plantas como el romero o la ruda en la entrada de las casas para atraer buena vibra.
Esto demuestra que las creencias populares siguen evolucionando, integrándose a nuevas formas de vida sin perder su esencia.
El valor cultural de las supersticiones colombianas
Más allá de lo místico, las supersticiones son una forma de mantener viva la identidad cultural. Reflejan nuestra conexión con la naturaleza, la religión, los ciclos de la vida y las emociones humanas. Son una memoria colectiva que une generaciones.
Conocer y conservar estas creencias no significa renunciar a la ciencia o la razón, sino reconocer la riqueza simbólica que define al pueblo colombiano. Cada superstición cuenta una historia, cada gesto tiene un significado, y juntos forman parte del patrimonio inmaterial de Colombia.